En lo que fue agosto y va de septiembre y de acuerdo a los medios, fueron asesinadas:
Ludmila Pretti de 14 años en Moreno, Buenos Aires. Alba Roxana Orquera, tenía 20 años. Castelli, Chaco. Stella Maris Gómez, 35 años. Las Toscas, Santa Fe. Yanina Montes de 31. Comodoro Rivadavia, Chubut.
Dora Hidalgo de 67años, en Mendoza.
El caso de Micaela García estuvo nuevamente en los medios porque Néstor Pavón, el condenado por encubrir a Sebastián Wagner en el femicidio de la joven, fue beneficiado con la excarcelación luego de permanecer detenido tres años y cuatro meses y pese a que aún resta resolver un pedido ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se sea sometido a un nuevo juicio oral. El valor de su libertad fue el precio de su camioneta.
Nos seguimos enterando de casos de gendarmes, policías, progenitores y varones en general que abusan de menores y mujeres, lesbianas, travestis y transgenero en todo el país, que se han hecho una maldita constante y que muchas veces terminan en niñas-madres obligadas por la ausencia de una ley nacional de ILE que las tenga en cuenta. La ausencia de justicia para las víctimas y un sistema judicial que escucha pero no quiere oír parece ser una realidad que ya no nos sorprende.
En este contexto, la policía salió a manifestar por salarios, en un claro intento de desestabilización al gobierno provincial, mientras nosotres estamos hartxs de contabilizar nuestros cuerpos como mercancía que se desecha.
Estamos hartxs de tener que reclamar por nuestras vidas y la de nuestras hijas.
Estamos hartas, y ya no nos queda mas que la rabia, que lo va encendiendo todo, lentamente, como un fuego constante.
Será entonces momento de asumir que no alcanza.
Que hay que poner un poco más.
Que debemos volver a buscar nuevas formas, nuevas estrategias contra tanta impunidad.
No tenemos nada que perder. Porque nos han quitado todo.
Hasta el miedo.
¡Ayudanos a difundir!
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