Cárcel y castigo para todos los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda.

No es casualidad: cuando se propone avanzar en tocar los intereses de las clases históricamente privilegiadas, diversos actores comienzan a ejercer tareas funcionales a la desestabilización de las instituciones y la Democracia.
Es importante consolidar la reconstrucción de la Argentina bajo nuevos paradigmas, tal como lo establece el Plan de Desarrollo Humano Integral. Un nuevo contrato social con derechos y obligaciones, que reduzca privilegios y aumente derechos.
Esa tarea es con todos y todas, pero no con personajes que hoy no están en la cárcel porque gozan de la impunidad y protección de este sistema. Duhalde ni siquiera se ha presentado ante la justicia a declarar por su responsabilidad política en la masacre de Avellaneda.
No es ningún bombero de ninguna crisis: es Responsable político del asesinato de Darío y Maxi. Que ponga su testimonio al servicio de la Justicia y no de los sectores que pretenden atentar en contra de la Democracia que tanta sangre costó al campo popular.
No hay lugar en el proyecto de una sociedad más justa e igualitaria para quienes tienen sus manos manchadas con la sangre de nuestros compañeros. El lugar de Duhalde es en el banquillo de acusados, no en los medios de comunicación.
Cárcel y castigo para todos los responsables políticos de la Masacre de Avellaneda.
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