POR UN SALARIO MÍNIMO VITAL Y MÓVIL QUE RECONOZCA LA REALIDAD DE LAS TRABAJADORAS Y LOS TRABAJADORES DE LA ECONOMÍA POPULAR.
La UTEP viene dando muestras de avance en la formalización del gremio que representa a cientos de miles de compatriotas que trabajan en la economía popular. Esos trabajadores y trabajadoras de nuestro sector actualmente, en el mejor de los casos, perciben exactamente la mitad del Salario Mínimo Vital y Móvil regido por el Gobierno, hoy en $21.600.
El Salario Mínimo Vital y Móvil perdió nada menos que el 52% de su poder adquisitivo: aumentó sólo un 132,4% en el mismo período en que la inflación escaló en un 253,9%. En diciembre de 2017, el SMV y M llegaba a cubrir la mitad de la canasta básica total o línea de pobreza y, en febrero de 2021, alcanzaba apenas para comprar un tercio de ese indicador.
Según los últimos datos del INDEC, una familia de cuatro integrantes es pobre cuando sus ingresos están por debajo de $60.874 y es indigente cuando no llega a $25.685. Hoy el ingreso del sector de la economía popular está por debajo de la línea de la indigencia, actualmente en $10.800.
Este sector, que a más de un año del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, se puso al frente de las necesidades que se multiplicaron en los barrios populares con un serio crecimiento del hambre y la pobreza, y viene dejando hasta la vida en la primera línea de batalla, se va a encontrar nuevamente participando del consejo del SMVyM este martes 27 representado por nuestro Secretario General Esteban Gringo Castro.
En un contexto inflacionario de casi el 43% y en el cual los precios siguen escalando, es fundamental ponernos de acuerdo en que la prioridad debe ser reconstruir de abajo hacia arriba la estructura económica y social de la Argentina, empezando realmente por los últimos.
Por eso, demandamos:
– Aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil a $60.874.
– Cláusula de revisión en octubre 2021.
– Recomposición general de los ingresos para el sector de la Economía Popular.
– Abastecimiento alimentario de los/as habitantes de nuestro país que no pueden llenar el plato de comida.
– Apoyo económico a los espacios socio educativos que sostenemos las organizaciones, permitiendo la terminalidad de estudios primarios y secundarios. Conectividad, equipos y reconocimiento a acompañantes comunitarios y promotores educativos.